Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

El lado bueno de la gente

A pesar de que todos conocemos a caracteres y personajes que de bondad innata parecen tener poca, la realidad es que, si miramos a nuestro alrededor, la mayoría de personas con las que nos cruzamos a diario son, si no gente «buena» por naturaleza, desde luego no entran en la categoría de «gente mala». En general, y como decía no sé qué película «todo el mundo es bueno», ¿por qué entonces parece que estamos sumidos en la más malvada de las sociedades y sistema?

Lo que nos dice el inconsciente colectivo

De alguna forma, tenemos el instinto de que no podemos fiarnos mucho de la gente, pero no porque realmente lo creamos así desde nuestro interior, sino porque es lo que está escrito en el inconsciente colectivo al cual accedemos y que genera una gran parte de la forma en la que percibimos el mundo. Parece que flota en el aire un sentimiento de que es mejor ser algo más desconfiado de forma general, para ahorrarnos disgustos a posteriori, que ir tranquilamente apelando y confiando en el lado bueno de la gente, en su parte «positiva».

Sin embargo, lo que ocurre es que, cuando realmente entramos con buen pie a alguien, cuando dialogamos a través de la sonrisa y el lenguaje corporal, que proyecta un sentimiento de ser agradables los unos con los otros, cuando vamos de buen rollo y simplemente entramos en la relación con cualquier otra persona desde la perspectiva de que «todo el mundo es bueno», activamos, o mejor dicho, desactivamos, el mecanismo de defensa que en el inconsciente colectivo nos empuja a colocar entre nosotros y la gente un súper escudo protector, y toda interacción con el mundo exterior se vuelve más fluida.

Sistemas que no funcionan

En la mayoría de los casos, en este planeta, el problema es más bien el sistema y la organización de nuestra forma de vida lo que causa los problemas entre nosotros más que nosotros mismos. No voy a volver a repetir que el sistema está manipulado para hacer precisamente eso, crear problemas y alimentarse de ellos, pero el divide y vencerás se desactiva tan pronto como las relaciones al más bajo nivel, en las conversaciones en la calle, la tienda o el trabajo con la gente se enfocan desde la perspectiva de que todo el mundo está cansado de tanto mal rollo y que solo por modificar la forma en que interactuamos los unos con los otros podemos desmontar el castillo de naipes sobre el cual se construye el sentimiento colectivo de que «de la gente, mejor no fiarse».

Cada cual, en su día a día

No es necesario ir por la calle dando abrazos, o haciéndose el simpático con todo el mundo. Eso realmente tiene el efecto contrario muchas veces de rechazar por parte del resto la buena intención que puedas tener en muchos casos, pues se activa el mecanismo de «defensa automática ante posibles amenazas disfrazadas» que todos llevamos dentro aunque no lo sepamos. Pero entre la gente que conoces, con los que interactúas en el día a día, y con aquellos con los que te cruzas a lo largo de tus actividades, trata de entrar en las conversaciones, peticiones, llamadas, emails, etc con la filosofía de que a priori, «todo el mundo es bueno», y por experiencia sé que notarás el cambio. No cuesta nada, es gratis y además te deja con una buena sensación en el cuerpo, ¿Qué más se puede pedir?

¿Me invitas a un café?

un saludo,
David Topí

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