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Enganches de entidades negativas

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En casi todos los casos de entidades enganchadas o ancladas a nosotros, nos encontramos con una enorme variedad de casos y situaciones, entre otras, aquellas en las que entidades del astral de todo tipo, o incluso almas de personas que no han transicionado, encuentran la forma de “resonar” exactamente con nuestro sistema energético permitiéndose así poder “anclarse” al mismo.

También sucede que muchas personas fallecidas se anclan a alguien por alguna razón, como que, por ejemplo, estuvieran emocionalmente atadas a esa persona (tanto por amor como por odio), y sucede que incluso el “hospedador” también se resiste consciente o inconscientemente a “dejarla marchar”, en estos casos, al no poder expulsar a esa alma “a la fuerza”, hay que hacer algo así como de “terapeuta astral”, indicando mental o psíquicamente, a la entidad, que debe abandonar ese anclaje y partir a los planos a los que debería transicionar. En muchos casos, hay que ser más listo que la entidad para poder darles razones mejores que la de seguir atado a una persona para que se deshaga el enganche energético, debido a un cambio de frecuencia en alguna de las partes, ya que cuando esto sucede, el anclaje no puede sostenerse por más tiempo.

Idéntica frecuencia de resonancia

La mayoría de enganches de entidades, del tipo que sea, se producen simplemente porque la frecuencia de resonancia del sistema energético de la persona resuena o proporciona una frecuencia que concuerda o es compatible con la frecuencia de la entidad, encontrando mayor facilidad para pegarse, que con otra persona que posea un tipo de frecuencia vibratoria completamente distinta. No es posible que nada ni nadie se te enganche si tu frecuencia de resonancia está por encima de la de la entidad o forma negativa en cuestión.

Con este tipo de anclajes, el problema es determinar como nos está afectando y como se aprovechan o no de nosotros, de forma que la persona debe trabajar para eliminar el elemento que está causando a la entidad mantenerse anclada. En los casos más simples, una entidad que desee nutrirse de la energía de la rabia en su “presa”, generará e inducirá a esta a sentir y provocar todo tipo de conflictos que generen esta emoción, o amplificará ad infinitum todo tipo de emociones negativas que encuentre en la persona por muy nimias que estas sean. En el caso por ejemplo de una entidad que desee “vengarse” o “atacar” a una persona, por la razón que sea, puede por ejemplo inducir a la persona a beber, por decir algo, para conseguir destruirle las facultades, las opciones, el entendimiento, etc. La persona, en este caso, puede cambiar su frecuencia de resonancia NO haciendo absolutamente nada de aquello que parece inducirle a problemas o destrucción de su vida. En todos los casos, la entidad intentará convencernos de que lo hace por nuestro bien, o que es algo que nos beneficia, cuando en realidad es un control, manipulación y decepción con el propósito de mantener el enganche bien sujeto.

Cambiando la frecuencia de resonancia

Con las diferentes técnicas de las que disponemos y trabajamos, podemos en muchos casos expulsar a todo tipo de entidades, desde las más básicas, que no son sino formas compactas y semi-inteligentes (pero no mucho) de energía negativa, hasta realmente cosas “peligrosas”, pero si sigue habiendo una energía o frecuencia de resonancia en un individuo que lo hace atractivo o presa fácil para una entidad, por mucho que expulses, puedes encontrarte a otra entidad anclada de nuevo dos semanas más tarde.

La solución pasa por cambiar tu nivel frecuencial, eso significa aprender mucho sobre los mecanismos de anclaje y “nutrición” de este tipo de seres, limpieza mental, emocional, física y energética, conocimiento de causa (saber que es lo que puede estar sucediendo), y otras formas de mantenerte en “buen estado” a todos los niveles, ya que la única razón por la cual una entidad, sea la que sea, puede anclarse a nosotros, es porque resuena a una frecuencia parecida. Eleva la tuya, y no será posible que te conviertas en hospedador de nuevo de ningún bicho de este estilo, ya que simplemente, por pura “física”, no pueden, al no resonar contigo.

¿Me invitas a un café?

un saludo,
David Topí

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