Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

Entre dos mundos

Querer cambiar de trabajo o de profesión de forma radical no es algo fuera de lo común en mucha gente. Profesionales que se han pasado años trabajando de una cosa de repente descubren que su pasión es otra, nada que ver con lo que siempre han estado haciendo, y no ven la forma, por el gran impacto que pueda tener en sus vidas este cambio radical de actividad, de llegar a conseguirlo.

Personalmente me ha sucedido, pasar del campo de la ingeniería al campo de la ayuda directa a personas (a través del coaching, a través de escribir libros y artículos y blogs como este), y, es curioso, cómo en muchos de los casos que he visto, como las profesiones a las cuales uno desea llegar están bastante relacionadas con actividades que permiten la expresión total de uno mismo: escribir, pintar, componer música, ayudar a otros, etc.  No creo que sea casualidad, más bien estoy convencido que cada vez más las personas buscamos los canales de expresión más adecuados para expresar nuestras aficiones, talentos, valores y habilidades, y con lo que nos sentimos a gusto, y es por ello que cada vez hay más valientes dispuestos a salir de su zona de confort y emprender el camino a esa nueva profesión que realmente les llena.

Entre dos mundos

El problema de estos cambios es que, mientras vamos empezando a crear nuestra nueva profesión, aun debemos mantener la antigua, en la mayoría de los casos, para seguir teniendo la seguridad económica y estabilidad que mentalmente uno siempre necesita. Así, empezamos a escribir de noche, componemos música y tocamos con los amigos el fin de semana, pintamos alguna tarde que otra o asistimos como voluntarios en uno u otro sitio cuando podemos. Intentamos hacer crecer la parte de la balanza de la profesión que queremos poco a poco, hasta que va cogiendo peso y poniéndose a la altura de la profesión que ahora tenemos. ¿ Y qué pasa entonces? Entramos en el «limbo». Entramos en una situación en la que mentalmente estamos entre dos mundos: nuestro trabajo actual que lleva la inercia, responsabilidades y actividades que ha conllevado siempre, y el nuevo trabajo o profesión, que ha crecido hasta pedirnos parte de nuestros recursos.

Nos encontramos escribiendo el doble de horas, pasando absolutamente todas las tardes pintando cuadros, todas las noches componiendo música, etc. Pero eso también nos desorienta, no existe una «profesión» dominante en este sentido y empezamos a quejarnos de no tener tiempo para nada, de que en nuestro trabajo actual estamos quemados, que queremos irnos de ahí como sea para dedicarnos a lo que realmente nos gusta, pero aún no podemos, porque aún la balanza no está inclinada lo suficiente del lado de nuestra nueva profesión para permitirnos dejar la antigua. Se produce un bloqueo mental, y, a partir de ese momento, ninguna de ambas profesiones avanza en ningún sentido. Estamos estancados.

Tomar una decisión «mental»

Está claro que a nivel «material» no podemos aún vivir 100% de lo que queremos, y por eso no podemos aún dejar nuestro trabajo actual, pero eso no tiene porqué implicar que nos quedemos en ese «limbo» mental estancados. Hay que tomar una decisión, hacer un cambio y dejar de identificarnos con lo que éramos (aunque todavía lo estemos haciendo) y empezar a identificarnos al 100% con lo que queremos ser. A partir de ahora, tenemos que pensar en nosotros, y presentarnos a los demás como ese pintor, escritor, coach o músico ( o lo que sea), qué, de momento, trabaja de administrativo, ingeniero o lo que sea.  Porque esa balanza es totalmente imaginaria, y al ser imaginaria no tenemos más que ponerle más peso en el lado de lo que queremos ser para que se incline hacia ahí.

Es decir. Tienes que empezar a verte a ti mismo, a hablar de ti mismo, a tratarte a ti mismo de la forma que lo harías si ya fueras y estuvieras ejerciendo tu nueva profesión. Haz el cambio mental, deja de identificarte con la antigua actividad. Aunque todavía la ejerzas, ya no eres lo que esa profesión representa, sino que eres parte de la nueva.

Aunque pueda parecer una tontería, poner tu nueva actividad, de forma mental, como la prioritaria, la que tu eres, de la que vas a llegar a vivir tarde o temprano elimina todo el estrés que genera cada día el tener que hacer algo que no nos gusta y esperar a la tarde para hacer lo que queremos. Simplemente estoy haciendo un trabajo que me sirve como herramienta (económica en la mayoría de los casos) para poder dedicarme en realidad a conseguir lo que deseo.

Si estás entre dos mundos, sal del limbo, decide que quieres ser y ponlo como tu primera prioridad, mientras poco a poco se construyen las infraestructuras que te permitirán vivir de ello. En momentos en los que aún no se ha conseguido algo, pretender que ya se ha conseguido, a nivel mental y personal, requiere más valor y coraje, pero es la única forma de avanzar en la dirección en la que queremos hacerlo.

¿Me invitas a un café?

un saludo,
David Topí

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