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Los planetas del sistema solar que existen, pero no vemos y no podemos percibir

Hace más o menos unos tres años hicimos una introducción al tema de las lagunas de información que nuestros estudios astrológicos poseen actualmente, y sobre la influencia de planetas que no conocemos todavía y que, aun formando parte del sistema solar, no están contemplados dentro del conocimiento que tenemos de cómo cada uno de los cuerpos celestes que forman el sistema de Rawak, en el que nos encontramos, interacciona con los demás y nos influencia a los seres humanos (y al resto de seres vivos) de nuestro planeta.

En aquella introducción, que podéis leer aquí de nuevo, explicábamos un poco el rol de cada planeta y su logos, así como que el sistema solar es un sistema binario, es decir, nuestro astro “rey” posee una compañera en forma de enana marrón que, en hipótesis astrofísicas, ha sido denominada Némesis. Némesis es una pequeña estrella cuyo logos está en formación, es decir, está “aprendiendo” y, cuando esto sucede, se le asigna un logos solar de mayor rango para que actúe como mentor. Aunque Némesis está muy lejos del sistema solar en términos de distancia “física” y no podemos percibirla, al menos con la tecnología que poseemos hasta ahora, la conexión con el sol es tal y cómo diferentes teorías astrofísicas han postulado, orbitando nuestra estrella alrededor de Némesis y viceversa.

Luego, sobre el resto de los planetas que no conocemos del sistema solar, dijimos que existen al menos tres de ellos que tienen una fuerte influencia en la estructura energética de todo el conjunto, principalmente por su tamaño, aunque, en realidad, y ampliando el tema, vamos a hablar hoy de otros 5 planetas más de los que ya tenemos catalogados, que se encuentran en diferentes niveles de vibración, y que son los que completan el conjunto de logos y cuerpos que forman parte del sistema solar al que pertenecemos.

Mucha ayuda para la Tierra

Cuando explicábamos el mecanismo de paso de todos los sistemas de nuestra galaxia al siguiente nivel evolutivo y hablábamos de cómo se crearon una serie de “vigas” y “andamios” para que la Tierra soportara todo el peso de la estructura de Eur (gracias a la cual todo el resto de planetas, razas y sistemas pudiera moverse al siguiente nivel que le tocara), dijimos que cada planeta del sistema solar asiste a la Tierra de formas diferentes, haciendo funciones de contrapeso, de estabilización o de equilibrio para que, así, nuestro logos planetario y la Tierra pudieran sostener toda la estructura y peso del conjunto.

Habíamos mencionado el rol de los planetas internos (Mercurio, Venus, Ceres y Marte), y de las órbitas elípticas que actúan como soportes, así como el cinturón de asteroides, y también el rol que Júpiter y Saturno hacen como contrapesos, a la vez que Neptuno, Urano y Plutón cumplen, o han cumplido, otras funciones paralelas durante tantos milenios para permitir el paso evolutivo de todo lo que existe en nuestra Vía Láctea.

¿Y esos otros planetas? ¿Dónde están?

Habíamos mencionado que el resto de los cuerpos celestes que no conocemos, pero que también forman parte del sistema solar, se encuentran en franjas energéticas del plano físico y etérico que no vemos, y no captamos tecnológicamente tampoco, por encima del plano 1.2, que ya son bandas frecuenciales que, aun perteneciendo al llamado “plano físico” de Eur, son imperceptibles para los sentidos y tecnología humana. Eso no significa que no estén presentes y, de hecho, estos otros cinco planetas del sistema solar que no percibimos no tienen plano “sólido” en la franja 1 de Eur (podéis revisar este artículo sobre las franjas frecuenciales de nuestra galaxia) porque era necesario que hicieran de contrapeso en niveles superiores de frecuencia a los que la Tierra, y otros planetas del sistema solar, no llegaban. Así que, en vez de “materializar” todos los planetas con uno de sus niveles en la franja más sólida y densa, algunos logos planetarios bajo coordinación de nuestro sol, se movieron junto con sus avatares (los planetas que usan) a franjas intermedias entre el plano físico y el etérico como su parte más “sólida”, para poder trabajar así por encima del plano causal de la Vía Láctea en su parte más “elevada” y, así, conseguir una mayor estabilidad del conjunto en todos los aspectos para que Kumar, el logos de la Tierra, hiciera su papel de sostén con mayores garantías y seguridad.

Influencias planetarias desconocidas pero que nos afectan muy directamente

Eso, por otro lado, no significa que la influencia de las energías de esos cinco planetas pase desapercibida para todo lo que existe en el sistema solar, muy al contrario. De hecho, una gran parte de las influencias energéticas que a nivel de estudios astrológicos asignamos a planetas como Plutón, Urano o Saturno no les corresponden a ellos, sino a alguno de estos otros cuerpos celestes que, por no conocer su existencia, y nunca haber sido revelado este conocimiento por parte de REC a la humanidad, han generado ciertas distorsiones y alteraciones en los conceptos astrológicos que hemos recibido desde la antigüedad.

Así, dos de estos planetas, por ejemplo, se encuentran en una órbita más alejada que Plutón, haciendo este último planeta (pues Plutón tiene logos y por lo tanto es planeta, aunque nosotros lo hayamos “degradado” a “planeta enano”), de enlace entre sus órbitas y las órbitas y funciones de planetas más internos. Para explicarlo mejor, digamos que Plutón es el equivalente a un punto de intercambio intermedio de datos e información entre Júpiter, Saturno y estos dos planetas más alejados, mucho más, del sol. Por hacer también otra analogía, Plutón hace la función de repetidor de señal, amplificando las instrucciones codificadas en las llamaradas solares y que contienen información y “órdenes” del logos solar a los logos planetarios, y mandándola con mayor claridad y potencia a los dos logos que se encuentran en los confines del sistema solar, haciendo funciones de apoyo muy lejos, en términos astronómicos, del punto central que representa la Tierra en este proceso.

Más cerca del sol, imposible

Luego, el tercero de estos cinco planetas aún no catalogados ni conocidos por la humanidad se encuentra en el extremo opuesto, es decir, entre la órbita de Mercurio y el propio sol, tan pegado al mismo que si tuviera “avatar físico”, este estaría con su superficie completamente derretida por encontrarse pegado a nuestra estrella. De ahí que, y por esta razón, este planeta tiene solo cuerpo etérico y estructuras superiores, donde el concepto de “calor” no es lo mismo, y donde el sol no “derrite” las estructuras energéticas de este planeta interior que orbita entre Mercurio y nuestra estrella.

Su función, en este caso, es la de hacer de metrónomo para Rawak, pues si recordáis este artículo anterior, explicábamos que todos los sistemas de la Vía Láctea estaban sincronizados por los pulsos emitidos por nuestro sol para el resto de planetas de Eur, pero el ritmo, en este caso, no proviene del propio sol, sino de un logos que está pegadito al mismo y cuya frecuencia de vibración es tan precisa y exacta que permite que todo se sincronice con sus pulsos y oscilaciones (el equivalente a la frecuencia de Schumann en la Tierra, pero a un nivel que no admite variaciones, ni picos, ni altibajos ni cambio alguno para todo el sistema solar).

¿Y los otros dos sistemas planetarios? ¿Dónde se encuentran?

Pues de los otros dos que nos quedan por mencionar, uno de ellos es tan enorme, que Urano y Neptuno, a pesar de ser planetas como tales, son realmente satélites de este macro logos, siendo, en tamaño, mayor que Júpiter y Saturno combinados. Este planeta es un puntal para Rawak, porque también habíamos explicado que, para sostener el paso de toda la galaxia, todos los sistemas solares creaban vigas y andamios en los planos etérico y mental de sus estructuras hacia el plano mental y etérico de Rawak. Por lo tanto, igual que para apoyar una viga hacen falta dos puntos de sujeción, para apoyar enormes “andamios cósmicos” hacen falta dos estrellas o, como mínimo, una estrella y un planeta masivo. Por esta razón, este planeta es dónde está una punta del “andamio” más importante que tiene el sistema solar y el sol sostiene la otra punta o extremo de este.

El enlace con Némesis

El último logos del sistema solar que no forma parte de los planetas conocidos por la humanidad (que sí por asimoss y REC en general, y también por SC3 y SC4, así como por los miembros de ICN-ECN de los que ya hemos hablado y algunos, pocos, miembros de SC6), es el logos planetario que hace de enlace entre Rawak y el logos “en formación” al que hemos hecho referencia antes, y cuya enana marrón ha sido denominada Némesis.

Así, igual que Plutón hace de enlace con dos logos que están en los confines del sistema solar, este último planeta hace de enlace entre los dos logos solares permitiendo a Némesis tener un “repetidor” para las instrucciones, enseñanzas y “datos” que Rawak le envía continuamente, para que “aprenda a gestionar un sistema solar completo”. Es posible que suene raro y absurdo que este tipo de estructuras y formas de trabajo existan en esos niveles, y son mucho más complejas de lo que realmente estamos explicando, pero las analogías son realmente exactas, y de ahí que los logos planetarios que se ofrecen a asistir haciendo este tipo de funciones son muy importantes para que otros seres, otros logos que “están aprendiendo” y otros mecanismos de funcionamiento del sistema solar marchen a la perfección, especialmente durante todo este proceso de paso de nivel evolutivo que ha durado eones a nuestra percepción temporal.

Una mejor comprensión y percepción desde un nivel superior de vibración

Es posible que, cuando nos vayamos a la nT, ya podamos percibir todo el conjunto de planetas que os he explicado, los que ahora conocemos y estudiamos y los que no conocemos porque no los podemos percibir. Entonces, en ese momento, puesto que ya estaremos en franjas de frecuencia más elevadas dentro de la estructura de Eur, el sistema solar que “veremos” será muy diferente al sistema solar que conocemos ahora. Veremos y podremos percibir la versión “nT” de todos los planetas del sistema solar, y podremos percibir, y con la tecnología que lleguemos a desarrollar quizás también visitar, el resto de los sistemas planetarios a los que ahora ni siquiera tenemos capacidad para enviar una sonda o un róver. Estoy seguro de que todo llegará.

Quizás lo importante es saber también, y ser conscientes, de que el conocimiento astrológico que obtendremos será mucho más completo, acertado y correcto, al poder ubicar cada sistema planetario y comprender la influencia de sus campos electromagnéticos y energías sobre nuestro sistema sutil humano con mayor precisión, y así poder también estudiar la forma en la que estos otros planetas rigen los ciclos de nuestros organismos, la forma en la que sus energías modulan las octavas y ciclos de la Tierra (en este caso será la nT), etc., etc.

Ahora, a nosotros, este conocimiento nos sirve para ir subiendo al IC42 material que será usado en el futuro IC de la humanidad en la nT, para ir aprendiendo y creando la realidad del siguiente nivel evolutivo, así que, poco a poco, iremos profundizando en montones de temas que habrán de ir ayudando a entender, cada vez mejor, el mundo que no vemos.

 

 

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un saludo,
David Topí

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