Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

El tantien sexual y la transformación energética de prana en energía kundalini

De los diferentes centros de control que posee el ser humano, los cuales hemos mencionado un poco por aquí y por allá a lo largo de los años en el blog y que estudiamos en profundidad en el primer nivel de la formación de la escuela, destaca la función del subcentro sexual, que, formando parte del centro instintivo, tiene la tarea tremendamente importante de generar y convertir el prana o chi “genérico” en energía sexual, energía kundalini.

Tanto el centro instintivo como el subcentro sexual, porque este último pertenece al primero, se encuentran ubicados en el interior del primer y segundo chakra.

Los centros de control no son los chakras, pero comparten ubicación, así como parte de la programación de las esferas mentales que regulan la parte metabólica de nuestro avatar y la parte sexual, que están conectadas tanto a estos dos centros como a los chakras correspondientes.

¿Por qué la programación de los centros de control se ubicó en el interior de las estructuras de los chakras si no tienen, a priori, nada que ver con la función de estos?

En realidad, si que son funciones muy relacionadas, aunque estén a diferentes niveles en la gestión del avatar. Por un lado, mientras los chakras captan, procesan y regulan los flujos energéticos que se introducen en los tantiens y de ahí a los meridianos, y luego hacia los órganos del cuerpo, los centros de control regulan las funciones mentales, emocionales y metabólicas que hacen funcionar todo el conjunto. Como los centros de control necesitan también energía para funcionar, cuando asimoss diseñaron el avatar actual, a partir de aproximadamente el modelo que correspondía al homo erectus, ya insertaron los centros de control en la ubicación actual del interior de los chakras para dotarlos de una fuente de energía permanente. Así, tanto el centro instintivo, como el emocional, el mental, el espiritual, el motor y todos los centros superiores, reciben flujo “pránico” desde el chakra en el que se encuentran y se comunican y reciben paquetes de datos desde y hacia las esferas mentales para ejecutar los programas que permiten que todo el organismo funcione en equilibrio y correctamente.

La forma en la que generamos energía sexual o energía kundalini, que es el mismo tipo de energía, requiere el procesado del prana o chi que captamos unicamente desde el centro de consciencia universal, que es uno de los centros de control superiores del ser humano y que se encuentra en el interior de la esfera de consciencia, y que es, además, donde el YS se conecta a través del cordón dorado o línea del Hara con nuestro cuerpo y sistema energético a nivel mental. Este CCU (centro de consciencia universal) tiene funciones muy interesantes que exploraremos en algún otro artículo y, entre ellas, y para el tema que tratamos hoy, es el encargado de dotar al centro sexual del ”chi” adecuado para su transformación en energía kundalini.

¿Por qué no se usa la energía vital, prana o chi que captamos por cualquiera de los múltiples centros y chakras que tenemos para generar la energía sexual?

Principalmente porque cada centro de control, cada chakra o cada tantien, cuando reciben el prana que captamos de los campos de la Tierra a los que estamos conectados, lo adapta a las necesidades y procesos que ese centro energético tiene a su cargo. Puesto que la generación de energía kundalini requiere de un octanaje muy alto (el octanaje de una energía es el nivel de pureza y frecuencia que posee), solo el CCU está capacitado para captar prana y hacerle una primera transformación y depuración a esa frecuencia, y enviar luego esa energía para ser convertida en energía kundalini hacia el centro sexual en el interior del primer y segundo chakra (principalmente en este último). De ahí, el centro sexual, que posee unos filtros equivalentes al que puede poseer una depuradora de agua para no dejar pasar las impurezas que le lleguen por la tubería, realiza un primer “filtrado” de la energía que le viene del CCU y, con esa energía ya “limpia”, inicia el proceso de su conversión en energía kundalini.

Modificando las partículas de prana que vienen del CCU

Para generar la energía sexual que nutre las diferentes funciones reproductoras de nuestro organismo, el centro sexual ha de cambiar y modificar ligeramente la orientación de los vectores que forman las mónadas de la energía recibida del CCU.

Como hemos visto en artículos anteriores, las mónadas son las partículas más pequeñas que forman la base de todo lo que existe en el universo, en la Creación, y están formadas por los aspectos consciencia, energía y materia y tienen, o pueden tener, carga positiva, negativa y neutra. Para poder alterar cualquiera de los aspectos y parámetros de una mónada, se modifican los ángulos que forman los vectores internos que esta partícula posee, de manera que, según la orientación de los vectores consciencia, energía o materia respecto unos de otros, y según el tipo de carga y polaridad que posea, se consigue obtener un tipo de energía u otro para diferentes funciones del avatar que usamos. Por lo tanto, para obtener energía sexual hay que reconfigurar las mónadas del “chi” del CCU, que ya vienen limpias por los filtrados anteriores, de una determinada manera, y el centro sexual se encarga de ello de la misma manera que una máquina en una fábrica coge un trozo de hierro y lo dobla en una forma determinada para transformarlo en una pieza de algo, una y otra vez, en este caso mónada a mónada, millones de veces por microsegundo. El resultado es un flujo de energía que, para nosotros, es energía sexual o kundalini, y que, entonces, pasa a ser almacenada en su propio tantien, el tantien sexual, ubicado a la altura del sacro.

Nutriendo el organismo y gestionando el proceso

A medida que el tantien sexual va llenándose y se encuentra con energía kundalini suficiente para nutrir las funciones reproductoras y sexuales del cuerpo, los programas de la esfera mental consciente se encargan de ir “bombeando” esta energía según sea necesario y sea requerido por los programas, «yoes» y rutinas que miden cuanto flujo es necesario en cada momento hacia qué parte u órgano.

Luego, como siempre sucede, todo lo que tiene un proceso tan complejo de este estilo en el organismo requiere de un yo consciente que se encargue, dentro de la programación de la personalidad, pero a nivel subconsciente, de coordinarlo. En este caso, se trata del “yo sexual”, vamos a llamarlo así, que regula y monitoriza, como hacen otras partes de nuestra psique con otras funciones del cuerpo, el proceso de recepción de energía desde el CCU, el proceso de filtrado en el centro sexual, el proceso de transformación en energía kundalini y luego el proceso de almacenamiento en el tantien sexual, así como su posterior entrega y “descarga” hacia los órganos sexuales y resto de sistemas del cuerpo que puedan necesitar un “pulso” de energía de mayor frecuencia y potencia en algunos momentos determinados.

¿Para qué se usa la energía kundalini además de las funciones reproductoras y sexuales “normales”?

Una de las funciones de la energía kundalini, almacenada siempre en el tantien sexual del sacro, es la de actuar como lo hace un desengrasante y/o desatascador de esos que ponemos en las tuberías del fregadero cuando el agua no corre y no se desagua. Es decir, si por cualquier razón existen o se producen bloqueos o taponamientos energéticos en los chakras, en el sistema de canales, o en cualquier parte del organismo, incluso en los propios centros de control, se puede hacer subir parte de la energía sexual hacia esos puntos para que, su alta frecuencia y vibración, disuelva, literalmente, el bloqueo energético de ese punto. Así que, cuando hay algún problema de ese estilo, el programa ego de gestión del conjunto de la programación humana solicita al yo sexual que envíe energía kundalini al punto tal para “desatascarlo” y, entonces, sea en el momento del acto sexual o por alguna activación más o menos espontánea de la energía kundalini controlada por estos procesos mentales, se produce la  “subida” del flujo kundalini desde el tantien hacia el punto que sea del organismo y se elimina el “atasco” o bloqueo.

Estas funciones y procesos son normalmente subconscientes para el “yo” a cargo de la personalidad externa, para la parte nuestra que observa el mundo de “fuera” pero que no es consciente de los procesos de gestión internos del cuerpo, sin embargo, estoy seguro que todos habéis oído hablar del tantra y de los conceptos de trabajar conscientemente a través de ejercicios y posturas físicas el uso y dirección de esta energía kundalini. Aunque quizás haya personas que realmente hayan llegado a dominar las técnicas para mover la energía kundalini por el cuerpo según lo hayan decidido a voluntad, en general son los programas automatizados de la psique los que deciden cómo y dónde se ha de enviar esos pulsos de energía y con qué intensidad y duración, supervisados siempre por el programa ego y normalmente tambien por el alma a través del chakra del timo, que es el punto que hace de centralita para el intercambio de información al respecto.

Activando potenciales latentes en las esferas mentales con energía kundalini

El hecho de que se asocie el sexo tántrico al despertar de la consciencia, la espiritualidad o cosas por el estilo está relacionado simplemente con la frecuencia y vibración que la energía kundalini tiene. Todos los potenciales, o muchos de ellos, que el ser humano “heredó” cuando se transformó el neandertal en el homo sapiens, como ya explicamos en su momento en la serie de artículos sobre la filogenia de la humanidad, están relacionados con las funciones dormidas de los genes de REC presentes en nuestro ADN y su programación correspondiente en la esfera mental subliminal, al menos la mayoría de ellos.

Al igual que muchas de las funciones corporales “rutinarias” que hacen funcionar el cuerpo requieren de un tipo de energía u otro (aunque le llamemos “chi” o “prana” a todo, existen cientos de grados energéticos que hacen cientos de mini funciones diferentes por el avatar), las funciones “superiores” y potenciales latentes que también tenemos requieren de una energía con una pureza y potencia concreta, siendo la energía sexual la que puede ser usada para activar esas funciones “dormidas” si se dirigiera conscientemente hacia esos puntos el flujo kundalini que fluye por el cuerpo.

Cómo hacer eso es complejo, y posiblemente no tenemos la programación automática para ello, de ahí que los estudios tántricos traten, o hayan tratado (sigue habiendo distorsión en todo ese tipo de enseñanzas aunque su sustrato ancestral pueda ser correcto), de usar esta energía para recuperar las capacidades presentes en nosotros pero no activas por defecto.

Con la evolución de nuestra especie hacia el siguiente nivel evolutivo, la nT, estas capacidades habrán de estar activas por defecto, de forma natural, y quizás es algo que vayamos a ir aprendiendo a controlar y usar de forma consciente si hemos de prepararnos para ello. También tengo la impresión de que muchos YS están tratando de imbuir a nivel álmico y subconsciente el conocimiento necesario para que la programación automática de las esferas mentales y sus yoes vayan aprendiendo a regular el flujo kundalini hacia la activación de funciones superiores, de la misma forma que ahora lo regulan para funciones normales como las reproductoras, con lo que, creo, posiblemente y paulatinamente, se podrían ir activando cosas por aquí y por allá de forma natural y orgánica que despierten y activen esas capacidades latentes en el avatar humano, pero no funcionales por falta de un flujo continuo de energía con la vibración y potencia adecuadas para hacerlas funcionar.

un saludo,
David Topí

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