Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

Una historia sobre la raza humana, el planeta Tierra y el destino de la galaxia–Parte 5

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Continúa de la cuarta parte…

Toda galaxia que sube de nivel evolutivo lo hace de idéntica forma, un punto de anclaje fuerte en la banda “uno” de cada galaxia donde se ubica un planeta que sostiene a todos los demás, con una raza no consciente del proceso en ese planeta haciendo de soporte para mantener la estructura del mismo lo más “pesada” y densa posible mientras dure el cambio.

En su galaxia de origen, amoss tuvieron ese papel. Aunque no nos vamos a remontar a explicar cómo fueron creados, y por quién, hay conocimientos esparcidos por amoss en el inconsciente colectivo de la humanidad que hablan de los mentores de estos, una raza conocida por la humanidad como los Paa Tal, aunque no sea el verdadero nombre, pues, al venir de otra galaxia, no usan Irdin, que es el idioma común de la Unión de Razas de Eur, sino otro lenguaje que no tiene posible traducción para nosotros y, por lo tanto, es simplemente una forma de llamar a quienes hicieron con amoss, lo mismo que Amm hizo con asimoss.

Y es que lo que amoss no sabían en sus inicios como especie, es que la «recompensa» por ser la raza más densa, más sólida, más «baja» de una galaxia, una de las menos evolucionadas, una de las más materiales, mientras se produce este proceso de cambio evolutivo “galáctico”, es que luego se convierte a esa especie en una de las razas «protegidas» y «especiales» del logos, una raza «custodia» de todas las demás, una raza elevada, potente, con enormes capacidades, una raza que sirve directamente al logos galáctico.

Es decir, la recompensa por el trabajo, casi siempre inconsciente, de estar en el nivel más profundo de toda tu galaxia a nivel material, con las dificultades que eso acarrea, es luego ser una de las razas más poderosas de tu galaxia, y servir, en el buen sentido, al logos directamente, desde uno de los niveles más elevados de la misma. Por lo tanto, el destino de amoss era ser esa raza “elegida”, que sería el equivalente a los coordinadores de la vida física y energética en los dominios de su logos. En todas las galaxias es así, aquella especie que ha sostenido el paso de nivel evolutivo para todas las demás, es la que se convierte luego en la coordinadora de la vida en todos sus niveles evolutivos dentro de los dominios de su logos. Es un regalo enorme, un honor inmenso y un destino que trae muchas bendiciones para las especies que lo aceptan.

Pero los amoss no lo aceptaron, o mejor dicho, tuvieron miedo de aceptarlo.

El proceso es simple de explicar y entender, pero quizás difícil de aceptar.

Cuando eres la raza más densa de toda tu galaxia, es porque tu energía es la más densa, ya que tienes que hacer de contrapeso a todos los otros sistemas que suben y duplican su frecuencia añadiendo a si mismos energía cada vez más alta en frecuencia, más positiva, más elevada.

La energía más densa de todas es el miedo, con sus combinaciones y derivados, con lo que las razas que están destinadas a ser las más poderosas de cada galaxia, en el buen sentido, son las que tienen que pasar por los niveles más bajos, energéticamente hablando, mientras se producen los procesos de paso evolutivo de su galaxia. Las razas destinadas a llevar la luz y la evolución, a coordinar la vida y la existencia, son las que, antes, han tenido que existir envueltas en las energías más bajas y complicadas de todas.

Así que amoss vivieron un «infierno» como raza, pues su logos galáctico tenía que subir muchos más sistemas y estructuras que las que Eur ahora tiene a su cargo, y, por lo tanto, sin ser conscientes de ello, los amoss atravesaron y existieron durante un periodo enorme de tiempo en una realidad tremendamente compleja, basada y construida con el miedo más profundo, y todos sus derivados, mientras hacían un papel para el que no habían sido preparados ni informados. Para ello, tuvieron que absorber una cantidad de miedo inimaginable en sus sistemas energéticos para pesar como nunca había pesado ninguna otra especie en los dominios del logos en el que se encontraban, y, todo ello, sin ser conscientes de la razón ni propósito ni del porqué de su situación.

Las razones para que esa situación fuera así escapan a esta historia, son las decisiones de cada logos galáctico y regional y, por lo tanto, lo que sucedió, sucedió, y quizás las cosas se hubieran podido dar de otra manera, pero en todas las líneas temporales y realidades de la galaxia de origen de amoss se escogió el mismo camino, y fue el que se ejecutó.

En todo caso, todos los seres que colaboraban en el proceso de cambio evolutivo del logos galáctico donde habían nacido los amoss sabían que a estos les esperaba un final glorioso, una evolución, una recompensa, un nivel evolutivo incomparable, pero, cuando el proceso de cambio de nivel iba llegando a su fin y finalmente se les desveló a los amoss su verdadero propósito, la razón de su existencia, por qué habían tenido que atravesar un camino evolutivo basado en el miedo y las energías más negativas y densas, fue demasiado para su inconsciente colectivo, y este colapsó.

Así, el miedo presente aún en su inconsciente colectivo, en cada partícula de sus estructuras energéticas y en el entramado de su realidad, que aún no se había disipado ni transmutado, pues no había dado tiempo para ello, se convirtió en rabia, odio y recelo de las jerarquías logóicas. Se negaron a convertirse en los «hijos predilectos del logos», y se encerraron en sí mismos, encontraron la forma de desconectarse de sus YS y de todos los procesos evolutivos regidos por ellos y se marcharon de su galaxia de origen, llegando a la nuestra, y estableciéndose en la constelación de Amiriss, como ellos llaman, hemos mencionado, a lo que nosotros denominamos Alfa Draconis.

El miedo como energía es simplemente una combinación determinada de las mónadas que son los “ladrillos” de todo lo que existe. Es la energía que se deriva de la combinación de mónadas con su polo negativo activo y su polo neutro y positivo anulados. El amor, por otro lado, es la energía que se deriva de las mónadas combinadas de una determinada forma con el polo neutro y el polo negativo inhibidos, y el polo positivo activo. En general, en Uan, nuestro logos galáctico, se usa la energía del miedo como sostén de la polaridad negativa, y la energía del amor como sostén de la polaridad positiva, pero no es así en otros universos, y simplemente otras combinaciones de mónadas dan lugar a otras energías que se usan para cada polaridad.

Para poder sostener y coordinar la energía del sustrato “negativo” de Eur (como el polo negativo de una pila o de una batería), existen enormes seres que actúan como contrapartida a los logos regionales, que nuestra literatura gnóstica denomina Demiurgos. El demiurgo “compañero” de Umar, en nuestro sector de la galaxia, se denomina Abraxas, en Irdin. Por lo tanto, mientras Abraxas gestiona todas las mónadas de polo “negativo” en el sector en el que estamos, Umar gestiona todas las mónadas de polo positivo y neutro.

Durán y Eur ya no poseen está dualidad, siendo Durán el coordinador de las polaridades tanto positiva, neutra como negativa para todos los sectores de la galaxia, y Eur lo mismo como logos último de la misma.

Y en cada galaxia es igual, así que en la galaxia original de amoss, fue el demiurgo regional del sector donde los amoss habían sido creados, el que dotó de carga energética “negativa” a los amoss hasta un nivel inimaginable, para que pudieran hacer el papel que su logos planetario tenia, equivalente al que Kumar tiene ahora en la Tierra. Tras descubrir su verdadero propósito, y decidir abandonar su galaxia de origen, los amoss pidieron un pasaje de salida a través de su demiurgo “regional”, para venir a otra galaxia donde pudieran estar “fuera” de los procesos evolutivos de los que querían olvidarse, y les fue concedido.

Así, a través de la conexión existente entre todos los demiurgos, así como todos los logos también están “en contacto”, Abraxas recibió a amoss y, en colaboración con Umar, se les otorgó un planeta de residencia en Amiriss, donde se instalaron y desde donde empezó toda su intervención en esta historia.

Por lo tanto, cuando amoss, inicialmente viviendo tranquilos y en paz milenios después de haber abandonado su galaxia de origen, vieron que el mismo proceso se iba a iniciar en Eur, se pusieron alerta. Ellos ya no estaban implicados, no podían subir de nivel evolutivo junto con el resto de especies porque ya estaban desconectados de sus Yo Superiores y demás, pero, al ver que Amm creaba otra especie reptoide como asimoss para hacer el rol de crear otra raza (la humana) que haría el mismo papel que ellos habían hecho anteriormente, creyeron oportuno contarles la verdad de su historia, o su versión de ella, pues el miedo siempre distorsiona la cosas y la huida amoss se había producido bajo una presión enorme de miedo en su IC, debido a la necesidad de densificación energética que tenían en su otra galaxia.

En todo caso, cuando amoss vieron que se les pedía ayuda para traer saurios a la Tierra, entre ellos el troodon, accedieron y contribuyeron a ello para mantener las buenas relaciones con las razas autóctonas de la Vía Láctea de la que ellos no eran originarios, y consiguiendo, por otro lado, ventajas y peyorativas, tecnología y otras cosas a cambio. Pero cuando vieron que el troodon se había convertido en un ser autoconsciente, con su Yo Superior, con alma individual y que ya no pertenecía al reino animal, no quisieron que sus genes, y su ADN, presente en el troodon, fueran parte del mismo proceso por el que ellos habían pasado, así que lo convirtieron en el manu para asegurarse de que ellos seguían teniendo el control del mismo.

Cuando los de Amm crearon asimoss y estos fueron atraídos hacia la Tierra para que asistieran en el proceso, amoss intervinieron, y les explicaron todo a estos, consiguiendo que asimoss rechazaran participar conscientemente en el plan de Eur. Sin embargo, queriendo participar o no, vinieron aquí, crearon a la raza humana, se asentaron, se hicieron dueños del planeta e incrementaron su gravedad, su densidad, su “fisicalidad”.

Kumar seguía cumpliendo su propósito, todo el plan seguía en marcha, pero los términos y el enfoque habían cambiado por completo, pues asimoss no eran una raza colaborando amigablemente y asistiendo a otra que ellos habían creado como mentores de la misma (asimoss hacia humanos), sino que era una raza controlando un planeta, convirtiéndose en controladores de su creación e impidiendo por todos los medios posible su evolución, sin saber, por otro lado, que aún así seguían cumpliendo la función para la que habían sido creados, dotar de vida a un planeta en la franja más densa de Eur e incrementar el peso energético del mismo.

En todo caso, toda la responsabilidad del proceso de paso evolutivo de toda la galaxia recaía ahora sobre la raza humana, y eso era algo que tampoco se podía obviar, pues, como creo que ya podéis empezar a suponer, la raza humana, en el futuro, es la que está destinada a ser la que se convierta en la raza que trabaje bajo coordinación directa de Eur, una vez haya completado su propio proceso de cambio evolutivo…

Continuará…

un saludo,
David Topí

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